HACE ALGUNOS AÑOS ENTRÓ EN VIGOR EL RGPD
Hace cinco años entró en vigor el Reglamento General de Protección de Datos - RGPD. Esta normativa representa un punto de inflexión respecto a la creación de marcos regulatorios de proyección global enfocados a la privacidad y la protección de los derechos de las personas respecto a su información.
El reglamento para la protección de datos y la privacidad se creó para operar en el ámbito de la Unión Europea, sin embargo, ha ejercido una importante influencia como sistema regulatorio de referencia entre nuestros principales socios. Recordemos, que la cuestión de los derechos y libertades de las personas adquiere un peso cada vez mayor en todo el mundo. En plena era de la digitalización de múltiples dimensiones de la sociedad, se ha identificado rápidamente a los datos personales como algo objeto de especial protección (también en relación a su valor como productores de riqueza).
Fue así como el Reglamento General de Protección de Datos estableció de forma clara todos los criterios que debían cumplirse para realizar recolección, almacenamiento, procesamiento y transferencia de datos personales. A la vez que extiende todo un sistema de derechos que garantizan el conocimiento, el acceso y el control sobre dichos datos a los ciudadanos.
¿QUÉ HEMOS LOGRADO CON EL RGPD?
No cabe duda de que la normativa europea que protege nuestros derechos en materia de privacidad ha logrado ejercer una profunda influencia en las nuevas culturas organizacionales, hasta el punto en que la protección de los datos personales se ha convertido en generación de valor, proceso productivo, oferta académica y demanda laboral.
Como es conocido, hoy se habla de un “sector de la protección de datos” como una suerte de área absolutamente transversal y presente en todas las estructuras productivas cuya actividad implique cualquier manejo de información sobre una persona o un colectivo de personas.
En sentido de lo anterior, la entrada en vigor hace ya varios años del RGPD trajo consigo unos umbrales desconocidos de control y transparencia, siendo los usuarios los principales beneficiados. Pasó a establecerse que las empresas y organizaciones estaban obligadas a suministrar información transparente sobre la existencia de un proceso de recopilación y tratamiento de datos, así como su finalidad y las medidas tomadas para su protección.
Engranado con lo anterior, entre lo más destacado está la posibilidad que tenemos los ciudadanos de solicitar fácilmente que nuestros datos sean eliminados. Asistimos principalmente a un orden de obligaciones para las empresas que, por cualquier motivo, necesiten procesar nuestros datos personales. Quizás la principal de esas obligaciones es contar con un consentimiento explícito por parte de los usuarios. Al igual que la orden de notificar a todos los actores, incluyendo a las autoridades competentes, sobre posibles problemas de seguridad.
La existencia de una normativa a escala europea generó un modelo de sanciones más fuertes y, por lo tanto, más disuasorias y efectivas. Pero destacamos que el sistema sancionador está acompañado de un importantísimo esfuerzo pedagógico enfocado a toda la sociedad. En el caso español dicho cometido es claro: la propia Agencia Española de Protección de Datos organiza e imparte, junto a la Universidad Nacional de Educación a Distancia - UNED, la principal acción formativa sobre la materia de toda habla hispana.
Es de nombrar que el horizonte dibujado por el sector de la protección de datos crece en complejidad, de ahí que forme una de las grandes ventanas profesionales del momento. Por ejemplo, el Reglamento General de Protección de Datos, como antes nombramos, está generando una influencia muy importante en las legislaciones y profesionales de aquellas regiones del mundo con nexos comerciales y culturales importantes con Europa, con énfasis en el continente americano. Recordemos que ya tenemos leyes estatales sobre privacidad y protección de datos en la filosofía del RGPD, incluso al interior de los Estados Unidos.
En la medida en que las nuevas realidades digitales se hacen más grandes y profundas podemos esperar sucesivos cambios en las legislaciones nacionales. Esto, como en todos los sectores económicos, generará demandas profesionales, dado que una gran parte de nuestro tejido empresarial prefiere la prevención y prácticas como la protección desde el diseño a cualquier expediente sancionador.
En estos escenarios tenemos que volver a destacar el papel fundamental que está cumpliendo la Agencia Española de Protección de Datos como ente regulador, no solo protege nuestros derechos, además ha asumido la tarea de formar a los mejores profesionales. Probablemente no tengamos una mejor garantía de que las empresas españolas marchan hacía el total cumplimiento de las normativas sobre privacidad y protección de datos.