PROFESIONALIZACIÓN DE LA PROTECCIÓN DE DATOS
- Blog - Curso de Experto, Especialista y Máster en el Reglamento General de Protección de Datos de la UNED
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Los datos son uno de los símbolos de estos tiempos digitales. Mientras que las transformaciones tecnológicas continúan, la normativa europea en protección de datos instaura formas de entender la privacidad y las culturas organizacionales que ponen al ciudadano y sus derechos en el centro. Se impone una profesionalización del sector de la protección de datos que tiene su respuesta de mayor calidad y altura académica en el Programa Modular (Experto, Especialista y Máster) en el RGPD de la UNED y la AEPD.
Algunos teóricos de las ciencias sociales se han referido en el pasado a Internet como el sistema nervioso de las nuevas maquinarias humano-tecnológicas de autodiseño (Carrillo, 2916). Dado que esas maquinarias resultan ser una suerte de punto medio entre dos fenómenos típicamente posmodernos (la tecnología como prolongación de lo biológicamente humano y la sociedad concebida como sistema artificial de vida), lo que fluye por su sistema nervioso es como la quintaesencia de la sinfonía ciberpunk interpretada por las hermanas Wachowski: datos y más datos.
Si algo testimonia al sujeto del fin de los metarelatos, de la crisis ambiental y el temor por el futuro del sistema de pensiones es que toda su vida son datos. Sin embargo, lo realmente enigmático no es la transformación digital que parece solaparnos, sino el extraño desconocimiento del público en general acerca de dónde están y por qué se almacenan tantos datos, incluidos los suyos.
Ciertos comportamientos del típico usuario digital, ya muy incorporados a la cotidianidad, como el envío voluntario de datos mediante la misma creación de contenido que implica replicar o compartir información en las redes sociales, crean una cascada de datos susceptibles de ser estudiados. En otras palabras, no es exactamente necesario publicar información personal para que nuestro comportamiento sea analizable gracias a la trazabilidad de nuestra huella digital.
En la Unión Europea, donde la legalidad más avanzada del mundo en la materia devuelve a los ciudadanos el control sobre su información, aún estamos en pleno proceso de concienciación social sobre el poder que guardan los datos personales y la protección de la privacidad. Pero, como no podía ser de otra forma, las sutilezas que se escapan al gran público son múltiples, por ejemplo, que incluso la navegación anónima genera un compendio de datos valiosos. Por supuesto, nos estamos refiriendo a un escenario que de varias formas ha cambiado desde la entrada en vigor del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD). Un escenario que tiene como principal característica la profesionalización del sector.
UN PROFESIONAL DE LA PROTECCIÓN DE DATOS
Así es, las ciencias sociales pueden producir teorizaciones como la, antes mencionada, maquinarias humano-tecnológicas de autodiseño o Internet como sistema nervioso. Pero esto no impide que simultáneamente asistamos al activismo ciudadano, las corrientes civilistas, etc. que construyen demandas que más tarde se convierten en normativas jurídicopolíticas. Es justamente eso lo ocurrido durante los últimos años con el problema de la privacidad, la protección de datos y la llegada del RGPD.
Una vez entró en vigor, la normativa europea ha venido construyendo culturas organizacionales donde se incorporan formas nuevas de entender productos y servicios (protección desde el diseño, por defecto, etc.). Sin olvidar que aparece la figura profesional propia de este nuevo escenario: el Delegado de Protección de Datos (DPD), un valioso cuadro productivo integral y multidisciplinar que reúne conocimientos sobre organizaciones, ciberseguridad, Derecho, comunicación, etc. Además, con la habilidad para estudiar separadamente cada sector con el fin de proponer una aplicación eficiente de la norma.
El siguiente cambio importante que observa el mencionado escenario es el surgimiento de estándares de calidad donde la protección de datos y la privacidad se convierten o suman valor a productos y servicios. Todo lo anterior no se traduce en otra cosa que en nuevas demandas, esta vez enfocadas a la calidad de procesos formativos que envíen expertos y especialistas a la altura de las circunstancias hasta empresas, organizaciones y Administraciones.
En efecto, las nuevas normativas en protección de datos, inmersas en los procesos de transformación digital, involucran la articulación de formaciones superiores en la materia con alto contenido práctico y calidad docente. Entre ellas, cómo no, destaca de forma abrumadora el Programa Modular (Experto, Especialista y Máster) puesto en marcha por la UNED y la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD).
El Máster en Protección de Datos de la UNED y la AEPD incursiona en la aplicación del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) en el mundo empresarial, el sector tecnológico, financiero, de seguros, del Derecho, la Administración pública, la industria farmacéutica y otros. El equipo docente está compuesto por profesionales de la AEPD y expertos en protección de datos de España y América Latina.
¿QUÉ BUSCA ESTE MÁSTER EN PROTECCIÓN DE DATOS DE LA UNED Y LA AEPD?
El Programa Modular (Experto, Especialista y Máster) en el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) busca, sencillamente, la excelencia en la aplicación de la normativa, logrando que las estructuras productivas puedan sumar valor a sus productos y servicios a través del cumplimiento de la legalidad en protección de datos y la generación de confianza.
Estos objetivos, en un programa especialmente dirigido por la Universidad pública y la autoridad competente española en protección de datos (AEPD) a toda la comunidad iberoamericana, se canalizan con la idea de profesionalización, por ejemplo, en la imagen del DPD.
Como argumentaramos en una entrada anterior, el Delegado de Protección de Datos debe hacer compatibles los modos de gestión y los procesos de producción con el cumplimiento de la legalidad sobre protección de datos, sin llegar a comprometer por ello el crecimiento, la innovación, etc.
El respeto a la privacidad puede llegar a convertirse en un factor diferencial y en una ventaja competitiva de aquellas empresas que lo adoptan como parte de su cultura organizativa, superando así la perspectiva tradicional de la mera obligatoriedad en el cumplimiento de la ley o de ser un simple freno a la actividad productiva. Contar con este tipo de profesionales es una de las formas más aceptadas de generar confianza, y la confianza en los productos y servicios de la economía digital es hoy la base fundamental de cualquier actividad económica. En todo esto resulta clave el entorno formativo en el que el candidato vaya a entrar en juego a la hora de adquirir sus conocimientos.